Transcripción |
El show a ciegas de
Depeche Mode
Un Dave Gahan indomable salvó la noche en un
concierto marcado por los problemas técnicos
Ni la lluvia tenue que salpica La Plata
puede afectar tanto fervor devocional por
Depeche Mode cuando suena "Going Backwards",
el tema que abre Spirit -el vitalista último
disco de la banda-. Aunque no es la mejor
elección para agitar estadios, el groove
electrónico inicia el show aparte de Dave
Gahan: en el escenario es un bailarín pasado
de vueltas, como una síntesis entre Mick
Jagger y Freddie Mercury. La temperatura
sube de golpe con los acordes maquinales de
"It's No Good", y un Gahan indomable que
mete en sus bolsillos a 45.000 personas. De
pronto, justo en medio de "Barrel of A Gun"
se apagan las tres pantallas gigantes y, lo
que parece una falla momentánea, se
convierte en el peor escollo de la noche.
Con ese inconveniente encima, la banda
continuó con una carga extra de entrega,
pero sin salirse del libreto que marca el
Global Spirit Tour, que comenzó en mayo del
año pasado en Estocolmo con un set-list que
se repitió con escasos cambios a lo largo de
la gira. Excepto para los que estaban cerca
del escenario, lo que siguió fue un viaje a
tientas desde las plateas y buena parte del
campo. Sin embargo, esas miniaturas animadas
lograron lo imposible. En la primera mitad
del show, DM no apostó a los hits y empezó a
dialogar con el paladar negro de sus
fanáticos, con nuevas versiones para esas
cumbres tristonas con bases electrónicas y
estribillos de perfección pop enmarcadas en
"Useless", "Precious" y "World in My Eyes".
Una buena antesala para el momento Martin
Gore y su convincente rol de cantante
dramático al estilo Scott Walker. Nada más
que piano y voz en la sentida interpretación
de "Insight" junto a un coro gigante de la
gente, que el compositor de la mayoría de
los temas de DM dirigió desde la pasarela
que cruzaba el campo de juego. Una ovación
de gol futbolero saludó el regreso a la vida
activa de las pantallas, pero duró poco. El
resto fue pura garra y corazón de Gahan,
como en la renovada versión de "Everything
Counts", aquel hit de synth-pop industrial
que puso a Depeche en el mapa de
preferencias argentinas allá por 1984. La
sucesión de hits con "Stripped", "Enjoy The
Silence" y "Never Let Me Down" sacudió la
memoria emotiva a pesar de los vaivenes del
sonido y esa falla técnica imperdonable, que
privó a la multitud de contemplar todos los
movimientos de un show decididamente físico
y que cobra sentido en los efectos visuales,
los videos y el expresionismo de sus
intérpretes.
Los bises sumaron más bronca a una noche
destemplada. El segundo momento acústico de
Gore con "Strangelove" puso al show en una
meseta que la desinflada versión de "Walking
in My Shoes" tampoco pudo mejorar. Mientras
el recuerdo al enorme "Black Celebration"
marcado por la usina electro de "A Questions
of Time" mostró un poquito más de Gahan
comiéndose el escenario con bailes
endemoniados y gestos de seducción. Al igual
que en toda la gira, "Personal Jesus" cerró
la fecha, casi como una síntesis de un
sonido con casi 40 años de historia: música
electrónica marcada por una actitud rockera,
que en situaciones de emergencia pudo
convencer a una multitud que se quedó sin
ver todos los movimientos de un show sentido
en los efectos visuales, los videos y el
expresionismo de sus intérpretes.
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